Escuela de Musica


MINCULTURA INVITA A PARTICIPAR EN TALLERES PARA ELABORAR PORTAFOLIOS MUSICALES



Esta iniciativa del Plan Nacional de Música para la Convivencia es la oportunidad para que los músicos y los interesados en diferentes regiones del país, adquieran conocimientos, herramientas y destrezas para  la gestión y promoción de sus trabajos musicales, proyectos creativos, bienes y servicios, y la financiación de sus proyectos.  

Los  Talleres de Cualificación de la oferta musical a través de la formación y creación de portafolios musicales hacen parte de las apuestas del componente de Emprendimiento del Plan Nacional de Música para la Convivencia PNMC de la  Dirección de Artes del Ministerio de Cultura y buscan desarrollar procesos orientados a promover y dinamizar el sector musical nacional y sus iniciativas. Esta iniciativa se desarrolla por segundo año consecutivo en convenio con la Fundación Poliedro. 

Las capacitaciones serán dictadas por reconocidos expertos y reúnen la siguiente oferta temática: aproximación a lo conceptual; identidad musical; lógicas de la circulación y posibilidades desde los contextos locales, nacionales e internacionales; derechos de autor (Sayco, ACINPRO, editoras, creative commons); estrategias de generación de contenidos en líneas de producción para agrupaciones musicales y elementos básicos en la información musical para conciertos en vivo. 

A su vez, se trabajará sobre modelos de diseño de plataformas técnicas (stageplot, rider, crew list, inputlist, monitores, backline); estrategias digitales en términos de mercadeo musical, identificación de redes de trabajo de circulación musical; manejo de redes sociales y  mecanismos virtuales; elementos básicos de negociación en la música y en la financiación de proyectos musicales, elaboración de presupuestos y gestión de recursos.
Esta iniciativa se desarrollará en nueve ciudades capitales. En cada capacitación podrán participar hasta dos representantes de 15 agrupaciones musicales del departamento en donde se proyecte la capacitación.

A continuación se relacionan los lugares y fechas en que se realizarán los talleres:

Cartagena / 18 Y 19 de julio
Cúcuta/ 25 y 26 de julio
Ibagué/ 3 y 4  agosto
Montería / 15 y 16 agosto
Neiva/ 20 y 21  agosto
Quibdó/ 13 y 14  septiembre
Pereira/ 5 y 6 octubre
Tumaco/ 15 y 16 de octubre
Yopal/ 24 y 25 de septiembre








Edson Velandia creador de la Rasqa



En el día del campesino, este 3 de junio, el Ministerio de Cultura le rinde homenaje a las músicas campesinas. Aquí el perfil de un músico santandereano que sacudió la escena capitalina con sus aires rurales experimentales y hoy sigue dando de qué hablar. La ciudad se alimenta del campo y el campo de la ciudad.
Edson Velandia tiene la frente ancha y la barba rala. Un machete enfundado en una vaina artesanal de cuero sobresale entre sus manos pequeñas de dedos cortos y gruesos. Velandia nació en Piedecuesta un pueblo de Santander que, aunque hoy hace parte del casco urbano de Bucaramanga, conserva su espíritu campesino. En la plaza, donde se alzan dos iglesias, suelen reunirse para el mercado una impresionante variedad de productos que produce el suelo escalonado de esta población andina donde todavía se siembra caña de azúcar y tabaco y los matachines salen en diciembre a pegar latigazos y a pedir plata. 

En el 2007, Velandia sorprendió la escena de las Nuevas Músicas Colombianas con Velandia y la Tigra, una propuesta difícil de clasificar que se apartaba de las demás porque a diferencia de grupos como Choc Quib Town y la Mojarra Eléctrica no experimentaba con folclor costeño, sino con folclor campesino de los Andes. Velandia quiso llamar Rasqa a esta propuesta musical, que era también lírica y teatral, que le cantaba a las mafias aguacateras, las farras garroteras y personajes del paisaje rural como el Sietemanes. El público capitalino se sorprendió al verlo disfrazado de burro en los conciertos, y boleando machete en lugar de batuta en el pasado Festival de Jazz al parque al frene de la Big Band Jazz de Bogotá.

Como Velosa, el principal impulsor de la carranga, Velandia es de origen rural pero formado en la ciudad. Ahora que se ha desintegrado su agrupación, Velandia quiere seguir trabajando con formatos de orquesta, fiel a sus inicios de pueblo (aprendió a tocar guitarra en la casa de la cultura y la banda municipal) pero también, a su formación académica de ciudad (estudió composición musical en la UNAB y fue alumno del Blas Emilio Atehortúa)

En la música también la ciudad se alimenta del campo y el campo de la ciudad.

¿Por qué el machete para dirigir?
Bueno, necesitaba una batuta y se me ocurrió dirigir con la macheta y me quedó gustando. Obviamente hay una alusión al campo y al trabajo, aunque la gente lo relaciona más con agresividad que con trabajo. En la casa lo uso para echarle machetica al jardín, pero no lo uso mucho porque o si no me queda con filo y puede ser peligroso.

¿Dónde vive?
En Piedecuesta, de donde soy. En el segundo piso de una casa. En el primero hay una fabriquita de tabaco y todavía siembran.

¿Dónde quedó la cabeza del burro?
La quemé en la Patagonia. En el último concierto de la gira con Velandia y la Tigra. Hace 6 meses más o menos nos disolvimos.

¿Por qué un burro y por qué una tigra?
El burro, porque nos lleva del campo a la ciudad. Y el tigre porque es del monte, pero lo quería mujer, para que el nombre quedara en femenino todo, Velandia y la Tigra. 

¿De dónde salió el interés por mezclar géneros?
En Cabuya, por ejemplo, el primer grupo que formé, después de la universidad todos estábamos interesados en tener esa mezcla de lo popular y lo académico. Pero yo nunca consideré que hiciéramos fusión. Porque no decíamos mezclemos el bambuco con el funk. Lo que pasaba es que hacíamos un bambuco y sonaba como sonábamos nosotros. Tipos de una ciudad del siglo XXI. No sonábamos como Silva y Villalba, sino a otra cosa, pero que no era propiamente fusión. 

Leí que en la Rasqa de Velandia había al menos cuatro ritmos preexistentes: carranga, guabina, rumba y rock. ¿Qué quiere ser realmente la Rasqa?
La Rasqa definitivamente sí tiene que ver con lo campesino del mundo entero, especialmente de Colombia. Es música popular, arte popular, aunque no quiere ser un género.
Como yo crecí en un pueblo y vivo en pueblo y mis papás son de pueblo mi idiosincrasia sigue siendo totalmente campesina. 

Me he identificado con el campesino primero por el hecho natural de que mi papa fue campesino, y segundo porque yo crecí al lado de las montañas. La vida real de un campesino es dura y franca, por eso es un ser de pocas palabras. Tampoco hay mucho concepto ahí, sino el descubrimiento de que yo hago parte de ese combo, aunque también tenga mucha academia encima, y eso me haya contaminado lo campesino pero también lo urbano.

¿Y cuál es esa idiosincrasia campesina?
La sátira, el humor mordaz, el gusto por lo picaresco. También un temperamento fuerte, agresivo, no de la pelea, sino de hablar a calzón quitao, de ser cruel a veces con el comentario, de pelar machete si toca pelarlo. A los de Piedecuesta nos dicen garroteros, porque parece que en la época de la violencia partidista la cosa se resolvía a garrote, y en Piedecuesta hubo una resistencia muy tesa, que fue importante en todo el país. 

También hay mucha música y mucha literatura. Mucho juego de palabras, mucha riqueza oral.

¿Qué es la carranga?
La carranga es una música muy contemporánea, que viniendo del campo nació en la ciudad y luego se devolvió al campo. Hoy es el folclor andino por excelencia. Todos los campesinos de Cundinamarca, Boyacá y Santander tocan carranga. Lo que no todo el mundo sabe es que es el resultado de una música muy campesina, como era la rumba criolla, con un toque muy urbano que le dio Jorge Velosa, un académico-veterinario de la ciudad, de origen campesino, que hizo el ejercicio intelectual de mezclar una cosa con otra.

¿Y cuál fue esa mezcla?
Lo que hizo Jorge Velosa, fue popularizar un género que era muy folclórico, de virtuosos del tiple, que era la rumba criolla, con el requinto y la guitarra, una cosa muy campesina. Además le puso letra y le sumó la guacharaca de la guabina.
La música carranguera nace con La cucharita pero no hay que olvidar que la cucharita se perdió en pleno centro de Bogotá: es una historia urbana.  Pero esta historia urbana, es de una música que identifica al campo en esta zona andina.

¿Y por qué pasa esto?
Bueno, porque nuestro mestizaje es tan moderno, tan reciente, que mí me da risa cuando se habla de Nuevas Músicas Colombianas, porque en realidad no hay viejas, todas son nuevas: Lucho Bermúdez sigue siendo nuevo y José A. Morales y Luis A. Calvo también. Eso no es tan antiguo porque no tiene más de un siglo. Tú ves que los cultores más grandes del vallenato todavía se están muriendo. Nuestras fusiones culturales son súper nuevas, en realidad todavía no hemos terminado de mezclarnos.

¿Y cuál sería esa música campesina pura?
Yo personalmente no he tenido el chance de escuchar una música raizal raizal del campo, pero creo que sí hay un folclor. Los ritmos folclóricos vienen de lo rural, la esencia viene de lo rural. La música carranguera tiene un ejercicio muy urbano pero una esencia muy rural. 

¿Y qué define al folclor?
Creo que el folclor es un sancocho, es el ajiaco, una mezcla que se da solita y naturalmente. Es la expresión cultural, y no la expresión de un autor. Cuando tú escuchas a un llanero arriando las vacas, echando cantos de vaquería él no está componiendo eso; es una tradición cantar así, arriando las vacas, pero ahí hay una música. Si yo cojo ese canto como hizo Simón Díaz en Venezuela, que hizo El caballo viejo y La vaca mariposa y compongo, entonces eso ya no es folclor,  eso es una obra individual que pertenece a una música tradicional. El folclor es mucho más raso, más parecido a la tierra, a las raíces que crecen silvestres por ahí.

Me parece chévere que ahora la música que está haciendo la gente basada en esas influencias tradicionales sea tan compatible con la música más folclórica o más tradicional. Hoy en día pueden poner en la misma tarima a Martina Camargo, cantaora del Caribe, al lado de un grupo como la Mojarra eléctrica o Choc quib town que es más moderno. En las emisoras culturales también te mezclan esas dos cosas y en el Festival Colombia al Parque. Ha habido una comunión entre lo anterior y lo nuevo, y de ese encuentro de 2, 3 generaciones han salido resultados chéveres y seguramente saldrán más. 

Hay algo muy característico de la música campesina y es la lírica. Existe una poética muy rica y una relación muy latente con los romances coloniales. Usted tiene un tratamiento muy particular y muy suyo de las letras, algo que suena familiar, pero también inventado:
Yo soy el calvo  
El inventor de casi todos los mejores pasos 
Yo soy el más de los rasqas 
 Por eso hay liebres que me quieren dar la talla 
Y sé que hay hembras que quieren medar bocao.

Yo soy campero 
 El diestro de la herramienta. 
Quien quiera probar conmigo 
Tendría que entrenarse en paramo.
(El Sietemanes)

¿De dónde sale todo esto?
Bueno, hay varias cosas. De niño oía a mi papá leer lo que componía y sin quererlo aprendí. Mi papá además de compositor también fue cuentachistes de Sábados Felices, y cuando yo estaba muy pelado él practicaba la retahíla que escribía conmigo y eso me hizo escuela. Nunca echó un chiste sino que empezaba a hablar ahí, taca-taca-taca-taca, y hacía comparaciones y se inventaba imágenes chistosas y decía cosas como “Si en Estados Unidos tienen Hollywood, aquí tenemos ‘Gírardot’, si allá tienen a Marylin Monroe, aquí tenemos al hermano Monroy, si por allá tienen Chicago acá tenemos ‘Cáqueta’”, y la gente se reía. El man hablaba así largo largo largo y me echaba los chistes a mí porque yo era como el primer filtro de las cosas que decía.

También le daba por leer a Calderón de la Barca, Lope de Vega y Sor Juana Inés de la Cruz y esa métrica del siglo de oro español a mí se me quedó incrustada en el gusto sin querer. Y yo sigo escribiendo en esas rimas y sonoridad antigua pero inventada. Las rimas antiguas clásicas son rimas muy ingeniosas y elaboradas, y eso es algo que también tiene la copla veleña, por ejemplo: Al pasar el cementerio / me dijo una calavera / lo que a mí me sucedió / le ha de pasar a cualquiera. Calavera y cualquiera no es una rima regalada, es una rima bien pensada muy bien puesta. ¿Quien escribió esa copla? Es del saber popular, como tantas cosas en el campo. Las arenitas del río corren por debajo del agua / debajo de mis cantares corren las penas de mi alma.

Las letras campesinas guardan la memoria del pueblo, ¿qué cuentan las suyas? 
Bueno, también. El Sietemanes son puros amigos míos

El calvo, el inventor de los mejores pasos era el bailarín más bravo de cumbia del pueblo. Había un baile con un cuchillo y el calvo era el rey, siempre ganaba en las minitecas y era respetadísimo. Aunque ese ambiente de la cumbia peruana era bien pesado. 

Campero, el diestro de la herramienta era un man que fue un gran futbolista y fue soldado raso en el Páramo de Berlín, y le tocó muy duro. Me contaba que les ponían castigos por todo, una vida muy arrecha. Por eso quien quiera probar conmigo tendrá que entrenarse en páramo. 

Hay una parte que dice Buen matachín no se escacha. En Santander en el área metropolitana, los matachines pegan con una vejiga en diciembre. Los mejores matachines si van a cascar cascan, no salen a corretearlo a uno porque sí, no vacilan. Y todos estos manes eran manes que no se escachaban. Era como una forma de reivindicarlos; personajes que veía y admiraba mucho a pesar de que la gente los despreció mucho. 

El vengador de los chibchas era un tío mío que era ladrón y está en la cárcel ahorita. Decía que se iba a ir a España a robar oro porque en España nos había robado a nosotros y él se lo iba a traer, Para que se haga la justa / Paso el océano y traigo el oro / Pago la orquesta / Pongo la vaca y gasto la pincha.

Pero a mí sí me parecía que en su espíritu sí eran unos verracos. Unos duros y yo también soy ellos, que son Piedecuesta. Y por eso el Sietemanes soy yo.

¿Qué sigue ahora para Velandia?
Estoy escribiendo una ópera Rasqa que se va a llamar La bacinilla de peltre, y grabar un disco con La orfestra, una banda con tiple con la que ya toqué en Bucaramanga un concierto de 11 partes.

El día del campesino

Este domingo 3 de junio se celebra el día del campesino, como se ha venido haciendo desde 1965, cuando se estableció esta celebración para el primer domingo de junio, en el gobierno de Guillermo León Valencia, para reconocer la importancia de esta población en el desarrollo económico, en la seguridad alimentaria y en la conservación de la tradiciones culturales de país.

En Colombia, según el Censo General del año 2005, el 75% de la población del país vive en zonas urbanas; mientras que el 25%, se ha concentrado en las zonas rurales. El número de personas que habitan en áreas rurales  ha sido afectado significativamente por el fenómeno del desplazamiento forzado, que según la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional (Acción Social) tiene un acumulado de personas en situación de desplazamiento, que asciende a 3.700.389 personas, desde 1997  hasta julio 31 de 2011. 

Una de las líneas del Plan Nacional de Música está orientada a reconocer y fomentar las prácticas de las músicas populares tradicionales, normalmente ubicadas en zonas locales rurales o regionales. El folclor identitario de una nación nace y se alimenta de las comunidades rurales.

Para más información
Carolina Mila
Oficina de divulgación y prensa
3424100 Ext 1253
cmila@mincultura.gov.co




MÚSICA PARA CREAR ESPACIOS DE CONVIVENCIA

Jeyson Martinez, Maestro de Música de la Universidad de Pamplona . Su acento y alegría que lo acompañan hacen parte de su diversidad cultural proveniente del municipio de Plato Magdalena, donde nació la cumbia y la "Pollera Colorá", la Leyenda del Hombre Caimán, el "son vallenato", donde han nacido hombres grandes de la historia patria, y donde se cultiva la intelectualidad. Dentro de los objetivos implementados en la escuela de música por este maestro de 27 años está el garantizar a la población su derecho a conocer, practicar y disfrutar la creación musical.

Siguiendo las políticas culturales del Ministerio de Cultura, se ha venido desarrollando desde hace tres años en el municipio  el Plan Nacional de Música para la Convivencia, donde Cubará fue uno de los municipios afortunados para la dotación de instrumentos musicales articulando  los campos de creación y memoria, diálogo cultural y participación, “Hacia una ciudadanía democrática cultural”.

La Escuela de Música del municipio esta conformada por los niños, niñas y jóvenes de la Institución Educativa Juan Pablo VI, donde se ha venido desarrollando talleres en las diferentes veredas y sector urbano de Cubará. Son 3 grupos los que se han formado en los diferentes instrumentos como lo son: vientos, cuerdas y percusión resignificando el folklor colombiano y la identidad cultural del departamento de Boyacá destacando sus ritmos tradicionales y autóctonos. 

El objetivo de la Casa de la Cultura es la formación mediante el estímulo a la creación y a las capacidades productivas para la generación de nuevas empresas a través de proyectos de emprendimiento; y procesos de gestión mediante el fortalecimiento institucional, la organización del sector y la participación social en torno a la música.










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